Vacunas contra COVID-19 producidas en cultivos celulares con origen en abortos provocados

 En las fases inciales de investigación de vacunas contra COVID-19, (primer semestre de 2020) científicos y organizaciones provida manifestaron su demanda de que las vacunas se desarrollaran en cultivos sin origen en abortos provocados (testimonio de Dra. Pilar Calva).

  • En caso de no poder elegir, el empleo de vacunas que usaron estos cultivos es aceptable, lo que permite ejercer la vacunación según la propia responsabilidad personal y social en la prevención sanitaria. Por su conexión remota con el aborto que originó esos cultivos hace tiempo, no directamente ligados a la producción actual de vacunas, su empleo no supone una cooperación con el acto injusto del aborto (ver documento de la Pontificia Academia Provida 2005, en relación con vacunas antivirales del calendario vacunal infantil que presentan el mismo problema).
  • En caso de poder elegir, es siempre preferible usar vacunas que no hayan empleado cultivos celulares procedentes de abortos (ver el mismo documento).
  • Asimismo, entre vacunas que han usado dichos cultivos en producción o solo en investigación/pruebas, son preferibles las que no los han usado en producción, por su relación más débil con el acto injusto (ver Declaración de los Obispos de EEUU, 2021).
Ver informe original AQUÍ

Sobre la cuestión -no nueva- de las vacunas antivirales y su relación con el aborto provocado, destaca la revisión de JL Redondo en Cuadernos de Bioética (2008), autor que también publicó una interesante -y espeluznante- revisión sobre estudios pseudo-científicos con seres humanos vivos en periodo fetal, así como el uso de sus órganos y tejidos en diversas investigaciones y aplicaciones (Redondo Calderón, JL; Cuadernos de Bioética, 2012), artículo que ya resumimos anteriormente en este blog (ver aquí).

Los científicos, profesionales sanitarios y todas las personas que reconocemos la dignidad de la vida humana en todo momento de su existencia, insistimos en que las vacunas eviten productos con origen en abortos provocados. Esta clara objeción ética se extiende a actuales investigaciones con células madre embrionarias, así como tejidos y órganos de seres humanos abortados, más aún cuando estos son objeto de una execrable comercialización lucrativa (ver información de David Daleiden sobre Planned Parenthood -multinacional abortista- en 2015).

Comentarios