"Pacientes >80 años: no soporte respiratorio" (Generalitat de Cataluña)

 Artículo de Redacción Médica

En el contexto de precariedad de recursos de la pandemia del COVID-19, que también se da en una guerra, catástrofe o accidente múltiple, es razonable, en primer lugar, con el objeto de maximizar el beneficio -hacer todo el bien posible-, priorizar a aquellos pacientes en los que la intervención disponible vaya a producir un máximo beneficio. Pacientes con probabilidad de curación muy mermada o, en el otro extremo, pacientes más leves en los que el riesgo es bajo, pueden no ser priorizados con una actuación ética. Entre pacientes con similares probabilidades de beneficiarse del tratamiento, puede ser razonable priorizar a aquellos con mayor expectativa de vida, y eso podría no priorizar a pacientes ancianos o con patologías relevantes de base. Cómo modular esto puede ser complejo, pero el principio es correcto: hacer el máximo bien posible.

Pero una cosa es que los médicos, con todo el dolor de su corazón, ante una situación de emergencia y precariedad, se vean obligados a elegir quién accede a una UCI o a un respirador para maximizar el beneficio que pueden hacer, aunque eso dé como resultado que muchas personas ancianas no lleguen a recibir los máximos recursos posibles, y otra cosa que se den instrucciones sistemáticas para restringir recursos sanitarios a los ancianos.

Aunque esto se haga priorizando supuestamente el criterio médico, y se justifique por el objetivo de ganar el mayor número de años de vida posibles, se corre el riesgo de dejar morir a ancianos a los que se podría haber salvado también la vida, primando absolutamente en la práctica el criterio de la edad y convirtiéndolo en una barrera administrativa para recibir la asistencia sanitaria que los ancianos infectados por coronavirus necesitan.

Invocar aquí el concepto, éticamente aceptable, de "limitación del esfuerzo terapéutico", que tiene sentido únicamente para evitar terapias desproporcionadas al beneficio potencial para el paciente, es un error, o incluso manipulación del lenguaje.

En todo caso, son decisiones que deben ser tomadas por los médicos, que tienen la misión irrenunciable de velar por cada paciente individual, y a quienes realmente les duele tener que priorizar en situaciones tan adversas. Lo que se está haciendo es minusvalorar la vida de los ancianos, presionando las decisiones de los facultativos. Este acto administrativo traspasa la barrera ética.

Nuestros mayores no se merecen eso. Con estas instrucciones, y especialmente en el folleto simplificado (ver abajo), Cataluña se acerca a lo que están haciendo, en esta crisis del coronavirus, países como Holanda y Bélgica, pioneros de la eutanasia, en los que se ha perdido el sentido de la dignidad de la vida de los ancianos y enfermos terminales.


P.S. (6/4/2020) A diferencia del folleto anterior, esta otra guía para decidir en caso de precariedad, está avalada por las sociedades médicas implicadas y asociaciones de bioética. Me parece bien afinada y con solidez ética. https://fundaciogrifols.org/documents/4662337/4711347/consenso_uci/488f854b-c806-4654-8d97-0b82ee53ff56

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