Desabastecimiento de medicamentos por desinterés


Cada vez nos encontramos con más desabastecimientos de medicamentos. A menudo se trata de medicamentos que llevan muchos años en el mercado, pero que siguen siendo muy útiles para pacientes determinados. Cambiárselos al paciente supone siempre una incertidumbre y a veces no se consigue el mismo efecto con otra opción.

La causa del desabastecimiento es la misma la inmensa mayoría de las veces. No existe ningún problema de materia prima, esto es una excusa, como otras excusas que se dan alegando problemas de fabricación.

El problema es que, como los precios de los medicamentos ya aprobados permanecen constantes, al cabo de muchos años su precio es muy bajo en comparación con el resto. Si además el volumen de ventas ya no es importante, es fácil que los beneficios no compensen los costes. Puede incluso suponer una pequeña pérdida económica mantenerlos en el mercado.

Así las cosas, al laboratorio no le interesa económicamente seguir comercializando tal o cual medicamento. No puede darlo de baja porque provocaría desabastecimiento, y la administración sanitaria no se lo permite. Así que lo que hace es empezar a plantear problemas puntuales de desabastecimiento. Siempre hay problemas en la fabricación; lo que se hace es no arreglarlos y declarar un desabastecimiento puntual.  Con eso el mercado se acostumbra a su falta y acaban retirándolo de facto.

Esto tiene dos posibles soluciones complementarias (que se me ocurran):

1. Apelar a la responsabilidad de los laboratorios. Se habla mucho de responsabilidad social corporativa, pero esta responsabilidad con la sociedad podría empezar por desarrollar con responsabilidad su propia labor.

2. Actualizar los precios de algunos medicamentos que están en ese caso, para que su comercialización siga siendo rentable. Esto supone un interés político y legislativo que de momento no ha hecho acto de presencia.

Las asociaciones y colegios profesionales (especialmente los de farmacéuticos) podrían insistir para que estas soluciones se implementasen, y que los pacientes no se vean afectados. Hay pocas cosas más evidentemente "economicistas" que permitir la retirada de un medicamento del mercado porque es demasiado barato y no compensa su comercialización.  Sería una acción sencilla y de elevado impacto social.

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