La primera ola: foto de un desastre (IV-punto negro)

https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-52036018
Una de las actuaciones principales en la planificación de la respuesta a una epidemia es prever cuáles van a ser los puntos negros para el impacto de la enfermedad. ¿Se hizo esto?, ¿se planificaron las medidas oportunas? Parece que sí, porque existen unas recomendaciones del Ministerio para la actuación en residencias de ancianos. ¿Fueron suficientes? No. ¿Se han llevado a cabo? Tampoco.

Las residencias de ancianos han sido el punto negro de esta epidemia, porque en ellas se concentra la población más susceptible de sufrir un desarrollo grave de la enfermedad (ancianos, frágiles, con patologías), todos juntos en un edificio, conviviendo con un elevado grado de contacto y aistidos físicamente por trabajadores que tienen contacto con muchos ancianos a la vez. En ellas era necesario garantizar que hubiera personal no contagiado (siguiéndoles de cerca y haciendo tests o al menos, diagnóstico clínico), que cuando este personal se contagiara pudiera ser relevado por personal suficiente, que los ancianos contagiados fueran seguidos clinicamente, aislados y derivados al hospital cuando fuera necesario y que sus contactos más cercanos también fueran aislados, diagnosticados y seguidos. ¿Se ha hecho esto? No. Se les ha abandonado a su suerte; han vivido y siguen viviendo situaciones dantescas.

La guía de prevención y control en residencias establece una serie de medidas muy razonables y necesarias, pero no establece quién las debe seguir. ¿Quiénes se esperaba que las implementaran? ¿Las propias residencias? Si es así, eso supone una falta de conocimiento de la situación en que se encuentra nuestro tejido sociosanitario, que es de franco abandono desde hace muchos años. ¿Se podrían haber dedicado a esto más esfuerzos de Atención Primaria, haberlas priorizado, como han hecho finalmente algunas comunidades, como Madrid? Probablemente, pero en la guía del Ministerio dedicada a la actuación en Atención Primaria no se dice nada sobre las residencias. Parece que tampoco la mayoría de las Comunidades Autónomas han acertado a priorizar este punto negro y actuar a tiempo, haciendo lo posible para detectar, aislar y derivar a los casos necesarios.

El resultado ha sido que gran parte de las muertes por coronavirus se han producido en residencias. Más de 3.000 fallecidos por coronavirus, un 30% de los registrados a 2 de Abril, eran ancianos internos en la red sociosanitaria. Algunas se han visto en situaciones tremendas, por falta de trabajadores y hasta por la dificultad de evacuar a los cadáveres.

El abandono de este punto negro puede haber representado el mayor fracaso hasta ahora en la gestión de la epidemia por coronavirus en España, y debería atajarse decididamente. Esto parece que ya se está haciendo en muchos lugares por parte de equipos de Atención Primaria, pero ha de sistematizarse y no puede quedar a la iniciativa y buena voluntad de los profesionales.

Continúa: V-la segunda ola

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