La primera ola: foto de un desastre (III-tarde y mal)

Decíamos que, tal vez por ese optimismo infundado sobre el impacto que iba a tener el coronavirus, se concatenaron después malas decisiones. La imprevisión llevó al desabastecimiento de suministros, entre los que estuvo la carencia de tests diagnósticos; la carencia de tests llevó quizá a inhibirse en el aislamiento de casos y contactos, y esto condujo a la peor y más evitable de todas las decisiones, el abandono de las residencias sociosanitarias, punto negro de esta epidemia. Por otro lado, ese mismo optimismo puedo llevar, pese a que contábamos con el ejemplo de Italia que nos precedía, a retrasarnos en la adopción de medidas confinamiento social y aislamiento territorial.

Que en España se tardó demasiado en decretar el estado de alarma con el confinamiento, y que cuando este se hizo ya era demasiado tarde para Madrid, Cataluña, Castilla y León, Castilla-La Mancha y la Rioja, es otro hecho indiscutible. Que, además, en las dos semanas precedentes al confinamiento, no se promovieron medidas de separación social, y que la gente se comportaba como si nada, es también un hecho.

Han corrido ríos de tinta con el 8-M, tema ideológicamente contaminado. No solamente el 8-M, sino los metros y los autobuses llenos de gente sin mascarillas en esa semana fueron un tremendo despropósito, que probablemente ha costado miles de vidas a la Comunidad de Madrid. El efecto del 8-M no fue solo la concentración de personas y su potencial contagioso, sino la imagen de "aquí no pasa nada" que se dio para justificarlo. En esas dos semanas previas al estado de alerta, vivíamos en la inopia. Mientras de Italia nos llegaban testimonios espeluznantes, aquí se nos repetía machaconamente que la enfermedad por coronavirus (COVID-19) era como una gripe y que no había que usar mascarillas al salir de casa.

Pero los hechos son indiscutibles. Veamos la curva de nuevos casos diarios en España en relación al decreto del estado de alarma:
Ministerio de Sanidad, consultado 18/4/2020

El estado de alarma se decretó el sábado 14 de marzo, cuando ya había mil nuevos casos diagnosticados diarios. La cifra no pararía ya, y no empezaría a descender hasta al menos dos semanas después. ¿Por qué, si la media de días entre el contagio y la aparición de síntomas no va más allá de 5-6 días? La respuesta es evidente: con el confinamiento, se recluyó en casa a muchas personas que ya estaban contagiadas, las cuales siguieron contagiando en sus hogares en los días siguientes. Si se hubiera actuado días antes, la curva se habría aplanado mucho más.

Por tanto, que se actuó tarde es otro hecho observable, y eso llevó al colapso de los servicios sanitarios, lo que implicó que hubiera muchas muertes que habrían sido evitables. Es difícil cuantificarlo, pero es imposible negarlo observando los datos. Por otra parte, más de una semana después del confinamiento, trenes y aviones circulaban llenos de pasajeros, muchos de ellos contagiados a buen seguro. Sin embargo, el efecto de esa diseminación no parece haber sido importante, quizá porque la población estaba ya confinada y el virus no se diseminó tanto en las zonas de destino.

A pesar de que se había actuado tarde, aún se podría haber parado o enlentecido un poco el golpe si la extensión de tests de PCR, como se hizo en Alemania, hubiera permitido detectar a los contagiados, seguir a los contactos, comprobar si tenían el virus, y aislarlos.Esto era un trabajo para la Atención Primaria, pero no se hizo. ¿Por qué? ¿Por falta de EPIs? Muy posible. ¿Por falta de tests? También muy posible, pero ya había remitido la epidemia de gripe y no era difícil un diagnóstico clínico. ¿Por falta de comprensión de que un problema de salud pública como este no podría ser atajado solamente desde una perspectiva de emergencias y hospitalizaciones? Probablemente, como ya hemos explicado en otra entrada, y fue sobre lo que intentaron avisar varios expertos:

* "Será imposible proteger la salud de la población y reducir su mortalidad en el contexto de la pandemia por COVID-19 sin el mantenimiento y fortalecimiento de la Atención Primaria. Sergio Minué ("un mensaje en la botella que nadie escucha").

* Es imposible controlar esto sin una perspectiva de salud pública: 14 médicos lombardos en New England Journal of Medicine.

* "Una pandemia que se debe afrontar con enfoque comunitario, atención domiciliaria, Atención primaria. No con medicalización, centralización, desmantelamiento de lo más cercano. De persistir en esa deriva lo pagaremos todos". Sergio Minué, 25 de Marzo.

En cualquier caso esto llevó al mayor de los errores, donde han confluido la imprevisión, la falta de perspectiva de salud pública y la descoordinación de las administraciones sanitarias: el abandono de las residencias de ancianos.

Continúa: IV-punto negro.


Comentarios