La primera ola: foto de un desastre (I)

Es foto y no radiografía, porque el primer problema es que, más allá de las generalidades que profusamente se  han divulgado en las ruedas de prensa de Fernando Simón, ni los ciudadanos, ni los sanitarios españoles estamos bien informados. Es desastre, porque las curvas de contagios y muertes de España son las peores del mundo. Esto es incontestable, y es el hecho que hay que explicar si no se quiere recaer en los mismos errores.

Sobre la desinformación, los sanitarios ignoramos qué objetivos operativos se han perseguido en la gestión de esta primera ola de coronavirus en España, ignoramos qué grupo de expertos ha aconsejado y diseñado la estrategia principal, ignoramos qué escenarios epidemiológicos han barajado en cada momento, ignoramos qué objetivos logísticos han perseguido e ignoramos qué dificultades han encontrado en el camino, si les han obligado a replantearse sus objetivos y, en tal caso, en qué sentido lo han hecho. Además, se nos han ocultado desde el principio datos importantes, que solo la realidad nos ha mostrado cuando ya era tarde: que no había tests, que no habia equipos de protección, que no había respiradores. 

Somos un país que ha sido obligado a seguir ciegamente a sus líderes sin siquiera ser informados de a dónde nos llevan y por qué. Es normal, en una crisis extrema como esta, una dirección ejecutiva clara, pero es completamente anormal el secuestro de la información sanitaria por la autoridad política, hasta el extremo de que el presidente de la Comisión Estatal de Sindicatos Médicos, Tomás Torazo, tenga que decir que "no es de recibo lo que ha hecho esta Administración desinformando a la ciudadanía, no trasladando la información a los especialistas de salud" y que "se escuda en opinión de expertos que nunca ha dicho quiénes son". 

Sobre los hechos que hemos sufrido, los datos de positivos no son fiables porque, evidentemente, dependen del número de test que se hagan (en España se han hecho muy pocos, en comparación con otros países), y mucho menos lo son si los datos no se dividen por el número de habitantes, poniendo en la misma escala los datos brutos de España, de Italia, de Francia, del Reino Unido y de EEUU. Los datos de muertes tampoco son muy fiables, porque en España sabemos que ha habido muchos fallecidos sin que siquiera les hayan hecho un test, por ejemplo, en residencias. Pero, al menos, estos datos son más fiables que los casos positivos.

ABC, actualizado 15/4/2020
Podrían ser muchos más fallecidos si contáramos a los muertos por coronavirus sin test en residencias, como está haciendo Bélgica. Pero solo con esto, ya vemos la magnitud del desastre español. Lo podemos ver también comparando la pendiente de las curvas en España con las de otros países. Durante las semanas anteriores al confinamiento y las 2-3 semanas posteriores, la pendientes son las más pronunciadas de todo el mundo (ver abajo), y muestran al coronavirus campando por sus respetos en nuestro país. Pueden buscarse explicaciones naturales, sociales o de gestión de la epidemia, pero los hechos son evidentes: nuestros datos muestran que hasta ahora, España ha sufrido la peor afectación del mundo en la pandemia de coronavirus.

El País, datos a 16/4/2020. En rojo, España.


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